Es un restaurante de cocina contemporánea, inspirado en la gastronomía mexicana, que combina diferentes técnicas de la cocina internacional. Más allá de lo sofisticado que suena su concepto, lo importantes es que es un lugar que les va a encantar a los amantes de la comida del país azteca.

1. Ambiente:
La gran puerta de madera a la entrada invita a atravesarla. Al entrar, ves un salón iluminado con un toque de arte urbano: en sus paredes hay coloridas figuras representativas de la cultura mexicana. Son dos pisos, a disposición de los comensales, que se
pueden reservar para una ocasión especial.

2. Servicio:
Los meseros son atentos y siempre están pendientes. Esta vez nos dejamos sorprender y nos llevaron los platos insignia del
lugar. Para mi gusto, estaban demasiado picantes, pero seguramente es cuestión de advertir y pedir que les echen menos.

3. Detalles: 
Si es como yo, que acompaña la comida con agua, pruebe las aguas frescas de la casa, son deliciosas y refrescantes.
También recomiendo los exquisitos tragos de autor que encontrará en la carta: como el Ámbar y el Conde Royal.

4. Para probar:
Para empezar, si le gusta el picante, le recomiendo los chiles toreados. De su variada carta se destacan los tacos ‘El humadito’, las tostadas de atún y los raviolis de cochinita al estilo pibil. Un hit del menú es el pie de helado de horchata, con arequipe y base crocante. ¡Es para chuparse los dedos!

Foto: Natalia Pedraza