Reseña

“La vida oculta de Fidel Castro”, el libro que propone una cruda mirada al poder en Cuba

Por Claudio Pereda Madrid |  28 Diciembre, 2014 - 11:25
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A pesar de las evidentes críticas que contiene esta publicación a la historia reciente de la isla, puede leerse también bajo una luz distinta, tomando en cuenta el giro que implica el inicio del mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos.

Quiso la casualidad que las vueltas de la historia encontraran a este libro justo al centro de lo novedoso. Si bien habrá que convenir en que el título de la publicación no tiene mucho de atractivo (ya son muchos los que llevan ese nombre), lo cierto es que la fuente en este caso ofrece la promesa de mayores datos y experiencias sobre el tema en cuestión.

Juan Reinaldo Sánchez hoy es un señor de edad, jubilado y con una vida tranquila en el sur de Estados Unidos. Hace casi cuatro décadas, sin embargo, unas 90 millas más hacia abajo en el mapa, era un exclusivo miembro de la Seguridad Personal de Fidel Castro, a la sazón, presidente de Cuba.

Joven y convencido socialista,  entre los 20 y 30 años de edad vive en el meollo de la seguridad del líder más importante de la izquierda latinoamericana. Con los mejores resultados en artes marciales y campeón nacional en tiro de precisión, el autor paralelamente estudia un máster en Derecho y llega a ubicarse como teniente coronel en el Ejército cubano.

Fue una labor que siempre asumió con satisfacción. “Hasta el brusco viraje de los años 90, nunca me había hecho demasiadas preguntas sobre el funcionamiento del sistema (…). Cumplir mis tareas me bastaba para ser feliz”, explica. 

Sin embargo, el año en que para el mundo la caída del Muro de Berlín marca la agenda de los recuerdos, para Cuba implica otro punto de inflexión. En 1989 se produce el connotado “Caso Ochoa”, en el que una de las máximas figuras militares de Cuba –el héroe Armando Ochoa- es condenado a muerte, junto a otros tres uniformados, como culpables de tráfico de drogas.

Fue un juicio transmitido por televisión y ampliamente promocionado. Sánchez señala que por su posición privilegiada ante los hechos asume que lo realizado por Ochoa tuvo un claro carácter de ayuda para el esquivo y complejo financiamiento revolucionario.

Y que, sin embargo, Castro y los suyos optaron por condenar al militar que tuvo privilegiados méritos en la invasión de Bahía Cochinos, en la revolución sandinista en Nicaragua y en la defensa de Angola en África.

“Comprendí que Fidel utilizaba a la gente mientras le resultaba útil y luego los arrojaba a la papelera sin inmutarse”, escribe Sánchez.  Decidió adelantar su retiro y, según él, fue motivo suficiente para caer en desgracia ante el régimen y terminar preso en 1994.

Pudo escaparse luego de diez intentos en 2008. Y desde ese día “me juré que contaría mi experiencia con Fidel Castro como nunca nadie había osado jamás hacerlo: desde el interior”.
Lo cierto es que decir cosas nuevas del líder cubano, transcurrida ya tanta agua bajo el puente, puede ser una empresa compleja. Pero el libro aporta la suyo.

Develar el lugar perdido en la isla donde Castro realmente se encuentra consigo mismo es un buen dato. Cayo Piedra es un punto salvaje de Cuba, cercano a la zona de Playa Girón. Por ahí fue que en abril de 1961 el presidente de Estados Unidos John Kennedy dio su apoyo a un grupo de cubanos exiliados para encabezar una invasión.

Castro no sólo se solazó con el fracaso estrepitoso de la operación. También debe a lo sucedido el haber descubierto el lugar donde hoy tiene una casa de ensueño a la que muy pocos de su familia y su entorno han tenido el honor de conocer. Sánchez es el primero que habla oficialmente del lugar, lo describe y da cuenta de su existencia. Sólo Google Earth puede dar fe de sus palabras.

La real potencia que ofrece el libro, sin embargo, es que hoy puede leerse bajo una luz distinta, tomando en cuenta el giro que ha tomado la historia a partir del 18 de diciembre, día en el que Cuba y Estados Unidos dieron por iniciado el mejoramiento de sus relaciones.

En poco más de entretenidas 280 páginas, la historia de América Latina surge a borbotones del testimonio de Sánchez. Y no porque el libro sea una clase magistral sobre los acontecimientos, sino que a través de la experiencia del autor es posible ir recreando situaciones que van pasando en paralelo en la región y que van apareciendo a pinceladas en la narración.

El libro denota un muy buen trabajo de edición, en la construcción de atmósferas, en la estrategia de la entrega de datos, en el desarrollo narrativo. Se construye una publicación de intensidad asertiva y de pulso claro, en lo que es claro mérito del periodista Axel Gyldén.

Aunque huelga decirlo, nunca está demás. “La vida oculta de Fidel Castro” no es la verdad absoluta. Es la verdad de su autor. Pero Sánchez es capaz de desarrollar una versión cercana, impactante y humana.