Reseña

Los Beatles y su leyenda Negra: La recopilación de las críticas a un icono

Por Andrés Ricciardulli/ El Observador |  5 Septiembre, 2018 - 11:32
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La banda de Liverpool, aunque aclamada en el mundo, no tuvo una carrera libre de comentarios negativos y este libro los reúne en un solo lugar.

Nunca como en el caso de The Beatles fue verdad aquello de que no existe la mala publicidad ya que lo importante es que se hable de uno, aunque sea mal. De la misma manera que el cartel de prohibido pisar el césped es siempre una invitación a jugar al fútbol o a tirarse a tomar sol en la zona más mullida y verde, los detractores de la banda más importante de la historia fueron sus principales e involuntarios promotores, como lo demuestra este libro ameno del profesor de historia Héctor Balsas.

Nunca se sabrá cuanto influyeron John, Paul, George y Ringo en la construcción de aquel slogan famoso de 1968  “prohibido prohibir”, pero no cabe duda, después de leer el texto, que The Beatles fueron sinónimo de libertad durante toda su carrera. En 10 capítulos muy bien documentados a la par que entretenidos, el autor muestra como la banda sorteó mil censuras en todas partes del mundo y como derrotó por knock out a los dos principales pesos pesados de la época, Estados Unidos y la Unión Soviética, que los veían como un enemigo cada cual desde su óptica y sus prejuicios.

Aunque sean los dos capítulos más importantes y ricos en historias, no son los únicos interesantes, ya que los dedicados a Cuba, España, Japón o Filipinas también lo son, no solo por el rico anecdotario sino también por el fresco de época que se termina delineando gracias a los conocimientos del autor en la materia.

El primero, dedicado a la URSS, es de lo mejor del libro y demuestra como el grupo inglés fue el primer agujero serio a la hermética cortina de hierro. Balsas da detalles fantásticos de cómo la gente lograba acceder a la música a pesar de los férreos controles gubernamentales del Kremlin. 

Un ejemplo es cuando relata que existían unas máquinas públicas para grabar audios que la gente terminaba usando para piratear los pocos discos de pasta que llegaban de contrabando de Europa. La técnica consistía en buscar placas de radiografías tiradas por los hospitales y grabar sobre ellas los temas musicales. Procedimiento surrealista que sería adaptado luego por los cubanos con algunas diferencias.

Si en la URSS eran denostados por ser parte de una conspiración de occidente para destruir al hombre nuevo, en Estados Unidos no se quedaban atrás al verlos como una banda de degenerados cuya misión era envenenar a la juventud americana con mensajes revolucionarios que, además de atacar al sistema, promovían las drogas y el sexo libre. Del gobierno al Ku Klux Klan, de Elvis Presley a cuando pastor o reverendo anduviera en la vuelta, el ataque a The Beatles era tan feroz que la banda se lo pensaba dos veces cada vez que debía ir a dar un concierto a la tierra de la libertad. Después de que John dijera aquello de que The Beatles eran más populares que Jesús, ardió Troya. 

Menos dramáticos pero más divertidos fueron los intentos de frenar a la banda en lugares como España o Cuba, donde el carácter latino se impuso a pesar de tener a Franco de un lado y a Fidel Castro del otro. Balsas explica con eficacia cómo el franquismo permitió dos conciertos en sendas plazas de toros en Madrid y Barcelona, simplemente para demostrar que el régimen podía soportar la amenaza. La anécdota del peluquero que se ofrece a pelarlos, no tiene desperdicio.

Tampoco las idas y venidas del régimen cubano, un bamboleo ideológico musical que llega hasta hoy. El autor da un montón de detalles para mostrar la miopía del régimen, que no supo, entre otros aspectos, ver lo revolucionario de sus letras. Balsas señala además la ironía de que años después de censurarlos con ahínco, se le haya hecho una estatua de homenaje a Lennon en La Habana, adonde los turistas van a sacarse fotos todos los días.

El libro también incluye un pasaje genial sobre la supuesta muerte de Paul McCartney, tan bueno que siembra una minúscula y simpática duda sobre a quién vieron en realidad los miles de uruguayos que fueron a escuchar al exbeatle al Estadio Centenario. 

Los Beatles y su leyenda negra se lee con placer de principio a fin.