Reseña

“Penélope ya no espera”, una obra potente donde el pasado y el futuro se encuentran

Por Loreto Oda Marín |  27 Mayo, 2015 - 09:38
  • bajapenelope_ya_no_espera_riolab-14.jpg

En esta obra, de la compañía Territorio Particular, dos mujeres de distintas épocas, de 1891 y 2042, se encuentran y comienzan a dialogar, creando una hermosa amistad, en la que cada una a su modo, inspira, entiende y motiva a la otra.

“Penélope ya no espera” es un montaje que sorprende, por su idea base y la genialidad con la que es llevada a cabo.

En esta obra, de la compañía Territorio Particular, dos mujeres de distintas épocas, de 1891 y 2042, se encuentran y comienzan a dialogar, creando una hermosa amistad, en la que cada una a su modo, inspira, entiende y motiva a la otra.

Por un lado está Rosario, interpretada por Catalina Saavedra, una mujer aristócrata que vive en el Chile republicano de fines del siglo XIX, quien está casada con un hombre que no quiere y que se rodea de intelectuales de ideas emancipadoras y de cambio social que la encienden y confunden.

Por el otro está Rocío, personificada por Lorena Ramírez, una ciberactivista sobreviviente del colapso de internet y de la represión, que permanece alejada del mundo y resguardada en su habitación, la misma que ocupó Rosario años atrás.

Catalina Saavedra sobresale en la actuación y el tratamiento de su caracterización, dejando al descubierto el lado más tierno, triste e irónico de una mujer que se preocupa por cultivar sus ideas, mientras que Lorena Ramírez hace lo propio con su personaje, del cual va tomando mayor posesión y control a medida que transcurre la obra, para terminar ambas en una estrecha  conexión sobre el escenario.

“Penélope ya no espera”, que estará hasta el 7 de junio en Teatro Sidarte, en Santiago de Chile, tiene una puesta en escena dinámica y precisa, donde la música acústica y la interpretación masculina están a cargo de Américo Huerta.

Con un texto genial donde el asombro y la ingenuidad se mezclan con el humor y el lado sombrío de cada personaje, la obra, escrita y dirigida por Andrea Giadach, va envolviendo al espectador en su hora de duración logrando conmoverlo, encantarlo e, incluso, estremecerlo.