Reseña

Un enemigo del pueblo, una obra que cobra vigencia más allá de los años

Por Loreto Oda Marín |  13 Agosto, 2014 - 16:51
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Esta obra se basa en los conflictos de intereses que se crean cuando se descubre que las termas de un pueblo, la principal atracción turística, están contaminadas y enfermando a las personas, por lo que los personajes van mutando a través de la obra, dejando al descubierto prácticamente todas las aristas y visiones que nacen ante una problemática de este tipo.

A veces el tiempo se congela. Da igual si fue ayer, hoy o hace 130 años, siempre hay problemáticas que no se ven afectadas por el paso de los años, dado que tienen la misma vigencia que en sus tiempos pasados, aunque el escenario en el que se desenvuelvan sea distinto.

Un ejemplo de esto es lo que refleja la obra "Un enemigo del pueblo", versión del dramaturgo Bosco Cayo del clásico escrito por Henrik Ibsen en 1882, que se exhibe en el Teatro Cinema, en Santiago de Chile, hasta el 24 de agosto.

La obra del colectivo Zoológico se basa en los conflictos de intereses que surgen cuando se descubre que en las termas de un pueblo, la principal atracción turística, existe contaminación y están enfermando a las personas, por lo que los personajes van mutando a través de la obra, dejando al descubierto prácticamente todas las aristas y visiones que nacen ante una problemática de este tipo.

El análisis en función de lo privado, la opinión pública, la consecuencia, los conflictos de intereses, el bien común, el poder y la clase política son prácticamente inevitables, luego que los actores ponen frente al espectador una realidad que es palpable en todo el mundo.

Con una puesta en escena delirante, en lo que ya es un sello de las obras del Teatro Cinema, en esta oportunidad el uso de proyecciones, juegos de persianas y transparencias, además de un humor e ironía equilibrados, permiten darle a la presentación un ritmo que no hace más que envolver al público, que -en algún minuto- se ve levemente interpelado.

El espectador queda así en el sutil abismo de ser parte de esta representación que de forma estereotipada enfrenta una realidad cada vez más prolífera en el mundo actual, aunque parece ser la misma que inquietaba a fines del siglo XIX a Henrik Ibsen.