Reseña

"Welcome to New York", la venganza de Depardieu y Ferrara contra Strauss-Kahn y la clase dirigente

Por Lino Solis de Ovando |  23 Mayo, 2014 - 15:36
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La nueva película del cineasta estadounidense impacta por el simbolismo de la inmensa panza que le cuelga a su protagonista, un hombre que emite sonidos guturales: los de un marrano excitado dentro de su propia jaula.

"Esta película está inspirada en un caso judicial, cuyas vistas públicas fueron filmadas y difundidas en los medios de todo el mundo. Sin embargo, los personajes y secuencias aquí retratados son ficticios, no pudiéndose reclamar veracidad alguna sobre los protagonistas y testigos del caso. En el caso judicial que inspiró esta película, la acusación fue rechazada por falta de credibilidad de la denunciante, haciendo imposible establecer si lo sucedido en el hotel fue real, más allá de una duda razonable".

Acto I

La aclaración anterior abre la esperada película del cineaste Abel Ferrara, "Welcome to New York", con los actores Gérard Depardieu y Jacqueline Bisset en los roles protagónicos. Pero no sirvió de nada... A pocos días de haber sido estrenada en Cannes, en paralelo al homónimo gran festival que la rechazó, el último filme de uno de los niños terribles del cine independiente estadounidense -enfocado en el género del thriller urbano contemporáneo- ha causado la airada reacción de los principales aludidos con el filme, pese a que Ferrara tuvo el cuidado de no usar sus nombres reales, una delicadeza que a esta altura podría ser leída casi como una ironía.

Se trata del ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ex ministro de Finanzas de Francia, Dominique Strauss-Kahn, y la que era su esposa al momento del escándalo judicial, la destacada y poderosa periodista Anne Sinclair.

Recordemos que Strauss-Kahn, de abierta vida licensiosa, se vio envuelto en un escándalo a mediados de 2011, un impasse que arruinó sus reales opciones de presidir Francia, luego de que fuera denunciado por una mucama del hotel en el que se hospedaba y arrestado en el aeropuerto de Nueva York por el asalto sexual, lo que desató un caso judicial y un bombardeo mediático que meses después le costaría el divorcio con Sinclair.

La ganadora de tres Sept d'Or, el equivalente francés de los Emmy Awards, y hoy a cargo de la edición francesa del Huffington Post, ha sido categórica en afirmar que no verá la película, porque "solo quiero expresar mi asqueo. Asqueo con una película en la que se exhibe permanente el cuerpo de Gérard Depardieu, con los diálogos vacíos y grotescos, con la forma en la que Ferrara representa a las mujeres, lo que debe ilustrar sus propias pulsiones".

Sin embargo, Sinclair reclama sobre todo contra la supuesta mirada antisemita de Ferrara, ya que el personaje de Depardieu, "Devereaux", le enrostra al de Bisset, Simone, el pasado pro nazi de sus padres, lo que le habría significado ingentes aportes a su fortuna. Sinclair alega con fuerza y argumentos: "las alusiones a mi familia durante la guerra son denigrantes y difamatorias. Dicen lo contrario de lo que pasó. Mi abuelo debió huir de los nazis y fue desposeído de su nacionalidad francesa por el régimen de Vichy", recordó la heredera del coleccionista de arte Paul Rosenberg.

Por su parte, la reacción de Dominique Strauss-Kahn podría ir mucho más allá. A través del abogado Jean Veil, establecería una denuncia en contra de Ferrara, porque "el fundamento de la denuncia será la difamación y se basará en el conjunto de los extractos sobre la violación y la manera en que Dominique Strauss-Kahn es tratado (en el filme)", detalló el abogado. Veil añadió que "no hay duda" de que la película está basada en la vida de su cliente, como lo demuestran también las entrevistas concedidas por sus responsables".

Acto II

-¿Por qué aceptó esta papel?

-Porque él no me cae bien... Normalmente... no me gusta actuar. Prefiero sentir algo. Y a él no lo siento. No me explico cómo puedes sentir placer en seis minutos. No me gusta la gente que mezcla la política. No me fío de los políticos... Soy individualista, un anarquista. No me gusta los que hacen política, no les creo. Los odio -afirma decidido Gérard Depardieu. -¿Puede interpretarlo aunque lo odie? -Claro, prefiero interpretar a quienes no me caen bien. No es porque... cuando haces llorar a la gente, no es porque tú lloras. Es mejor hacer que la gente, que el público llore. Porque tú puedes reír por dentro.

Acto III

El diálogo anterior podría ser parte de un documental que nos cuenta de la carrera de Gérard Depardieu. Lo extraño es que aparece en el filme de Ferrara -al menos en el estreno mundial online que vi en el gran sitio español Filmin.es- luego de la aclaración del realizador, texto copiado al comienzo de este artículo de opinión.

El actor pareciera estar en una rueda de prensa, frente a tres o cuatro periodistas o actores que hacen de periodistas, quienes le consultan sobre el polémico rol. Sólo en ese momento comienza la película formal.

¿Por qué Ferrara nos entrega este prefacio de intenciones de Depardieu? ¿Debemos observar las respuestas de Depardieu como una justificación moral del proyecto? ¿Cómo el reconocimiento de una venganza en ciernes?

Y si es así, ¿la película se trata de un ajuste de cuentas con Strauss-Kahn y la clase dirigente, justificado a través de la ética Ocupa Wall Street, Black Bloc? ¿O sólo se trata de la nueva provocación de un actor reconocido por sus exabruptos?

Acto IV

El escándalo Strauss-Kahn ya había tenido eco en el mundo de las artes escénicas.

En Francia, a mediados de 2012, los actores Eric Debrosse y Jelle Saminnadin estrenaron "Suite 2806", obra que trató directamente el intento de violación en contra de la mucama Nafissatou Diallo. Sin embargo, la obra no logró sacar de sus cabales al ex ministro ni tampoco a su ex esposa. Podríamos pensar que se debe a que el teatro, a diferencia de la capacidad viral que hoy ostenta el cine a través de internet, no repercute ni tiene la fuerza para reinstalar un hecho delictual en la agenda pública.

Por más exitosa que sea la obra, no logrará impactar más que las conversaciones de un pequeño grupo de simpatizantes. Pero ahi no está el quid del espanto logrado por Ferrara y Depardieu. Su fuerza está en el registro que alcanza el galo, un rol que evoca la histórica imagen usada para denigrar al capitalista o al miembro de la clase dirigente: un cerdo. Son variadas las escenas en las que "Devereaux" es captado por la cámara totalmente desnudo, las que como ya mencioné, asquearon a Sinclair.

Y no es para menos: mórbido, fláccido completamente, con una inmensa panza que le cuelga; rostro de lujuria, emitiendo sonidos guturales como los de un cerdo, un marrano excitado dentro de su propia jaula, el personaje de Depardieu tiene sexo durante pocos minutos con prostitutas hermosas, perfectas, escort de excepción que funcionan como la antítesis de su fealdad, de una juventud que ya lo ha abandonado y a la que se aferra no sin poco esfuerzo, a través del único campo del erotismo que ya lo estimula: cuando impone su poder político al ámbito del sexo.

Acto V y Final

¿Una acción legal tiene opción de prosperar en contra de la visión de mundo de un realizador? Difícil. Pero más allá de hacer ficción de lo que podría ocurrir en tribunales entre Ferrara y Strauss-Kahn, en el caso de "Welcome to New York" es importante destacar que estamos frente a una gran película. Hay verdad en ésta y en sus personajes, los que alcanzan ribetes existenciales. No se trata de una biopic barata.

Y aunque pudiésemos quedarnos pegados en el efectismo del cóctel de Cialis + whisky + helado que habría sido uno de los brebajes preferidos de Strauus-Kahn en sus fiestas báquicas, nada superará en largo tiempo la imagen del ex FMI que miente en reiteradas ocasiones a Anne Sinclair sobre el intento de violación.

Sin tapujos, un sinvergüenza. Un ser humano que ante la ayuda de un terapeuta -el último intento de su esposa por ayudarlo-, le aclara al psicólogo con arrogancia, usando una estrategia inversa: "¡nadie salva a nadie!".

Si ya nos habíamos sorprendido y emocionado con la caída de Brandon, el protagonista de la elogiada "Shame" de Steve McQueen, otro solitario adicto al sexo, ¿quién podrá ahora olvidar la caída de este gran dirigente? No olvidaremos fácilmente a esa poderosa mujer que termina por perder la fe en ese hombre poderoso que no desea salvarse... uno que por un instante pensó, incluso, en salvar a Francia.